miércoles, 18 de enero de 2012

Capítulo 18.

Pasó un día, dos, tres, cuatro. Cuatro días, cuatro noches. Cuatro días sin comer, sin dormir, sin vivir, sin encender el móvil ni el ordenador. Sin apenas salir del hotel, solo lo justo. Encerrada entre cuatro paredes. Llorando y abrazando la almohada. Y nadie podía contestar mis preguntas. Nadie oía mis gritos en el silencio. Cuatro días en los que Louis me apoyó mucho. Cuatro días en los que sentí el calor de mis amigas pero no el de Zayn. Todo lo veía negro, no había luz. Y cada mañana aparecía Louis con una sonrisa en la cara y un montón de cartas de Zayn bajo el brazo. Cartas que luego yo guardaba en una maleta. Ni quería ni podía leerlas. Y alguna que otra vez tenía a Niall esperando bajo mi ventana. Eché a las chicas varias veces de la habitación, necesitaba verlas felices, necesitaba que saliesen y se divirtiesen por mi.
 En estos cuatro días había adelgazado más que en meses de dieta. Mi mirada había perdido la luz que antes tenía. Era un ser inerte. Y las jodidas preguntas rondaban mi cabeza día y noche, me machacaban física y moralmente. Eran las 7 de la mañana y ahí estaba yo con mis pensamientos, pensamientos tristes, oscuros. Pensamientos interrumpidos por las palabras de Nuria.
-¿Qué tal está lo más feo de este mundo?
-No sé… ¿Cómo estás?
Una mala mirada intentando disimular una sonrisa y una carcajada por cortesía de Nuria
-La verdad que no me puedo quejar
Reímos tristes, yo estaba mal y por consiguiente ella también.
-Toca día libre otra vez… ¿Hoy piensas salir?
-No creo… Me gusta la soledad
Era mentira, la odiaba. No había cosa que me diese más miedo que la puta soledad.
-Bueno, si sales llévate el móvil ¿vale?
-Está bien
Después de Nuria Amira se acercó e intentó hacerme sonreír. Después Nadia, pero nada. Ni una sonrisa tímida ni nada. Y no porque no quisiera, sino porque no podía.
Las chicas se fueron, querían dar una vuelta pero no querían dejarme sola por lo que me vi obligada a echarlas una vez más. A la media hora Louis apareció en mi puerta, sonriente como siempre, con cuatro sobres sujetos con una goma bajo el brazo y con un ramo de flores en la mano.
-Hola ¿Hay alguna zanahoria por aquí?
Cogí la almohada y cubrí mi rostro. Louis era el único que podía sacarme una sonrisa. Con él podía ser infantil, como una niña de 5 años a la que las únicas heridas que le duelen son las de las rodillas.
-No, no hay ninguna
-Anda no seas tonta-dijo mientras se aproximaba a mí y me besaba la frente
-Toma, unas flores
-Um, huelen genial, ¡Muchas gracias Lou!
-Toma, esto es de Zayn… Ha vuelto a escribirte
-Gracias…
Las cogí y me levanté para meterlas en la maleta
-¿No piensas leerlas?
-Aún no… Quizá en otro momento… No estoy preparada
-Está bien
Se quedó observándome de arriba abajo. Me miraba con descaro. Yo estaba de pie y él no apartaba su mirada de mi. Me miraba con pena.
-¿Qué ocurre Lou? ¿Qué miras?
-Has vuelto a adelgazar… ¿No estás comiendo verdad?
Me quedé callada. Tenía razón, no estaba comiendo. Había perdido el apetito.
-Andrea… ¿Qué es lo que te digo cada vez que vengo a verte?
-Que coma…
-Y ¿por qué no lo haces?
-No sé… No me apetece
-Pues eso se va a acabar, si tengo que estar aquí mañana tarde y noche para que comas, lo estaré. Es más, vístete que nos vamos a desayunar por ahí, te invito
-No seas tonto anda
-¡Uy! ¿A mí me vas a rechazar?
Me cogió en brazos y me tiró a la cama. Empezó a hacerme cosquillas, no podía parar de reírme.
-Está bien está bien
Abrí el armario para ponerme algo de ropa. Saqué lo que había elegido e iba a empezar a vestirme cuando me di cuenta de que Louis estaba mirando
-Oye zanahorio, no mires
-Vale vale
No me fiaba de él así que cogí mi ropa y me cambié en el baño. Me paré frente al espejo. Louis tenía razón, había adelgazado considerablemente. Una lágrima resbaló por mi mejilla, la cual yo limpié rápidamente para evitar inundar el baño.
Salimos del hotel y fuimos a una pequeña cafetería algo lejos, queríamos estar lejos de la gente, conocidos, amigos, profesores…
Estuvimos allí un par horas, Louis me obligó a comerme un croissant y un zumo. Estaba llenísima. Estuvimos riendo mucho rato. Louis siempre me hacía reír… Era muy divertido. Desde ponerse pajitas en la nariz hasta intentar hablar en español.
Salimos del bar y empezamos a pasear. A Louis le sonó el móvil y empezó a hablar.
-¿Quién era?
-Liam
-¿Qué pasa?
-Que me voy a tener que ir ya…
-¿Por qué?
-Verás no he querido contarte nada estos días pero Zayn está mal, el día que pasó todo no vino a dormir a casa, nos dijo que se había alquilado una bungaló y que pasaría unos días allí. Y desde ese día no le hemos visto, dijo que hoy por la mañana llamaría y aún  no lo ha hecho, por eso me ha llamado Liam, he quedado aquí con él. Mírale por ahí viene
Me había quedado atónita. Estaba algo enfadada con Louis por ocultármelo, pero también le entendía. Louis me presentó a Liam y nos fuimos. Insistieron en acompañarme pero decidí irme sola.
-Si sabéis algo de Zayn…. Llamarme por favor
-Está bien
Me fui caminando y sin darme cuenta llegué al parque donde me tomé el helado con Zayn el día que le conocí. Un montón de recuerdos pasaron por mi mente y alguna que otra lágrima mojó mis mejillas. Me senté en el mismo banco y cerré los ojos con la esperanza de poder volver a ese momento. Esperé y esperé. Allí sola, llorando. Sentada con los ojos cerrados esperando a que el tiempo me devolviese lo que era mío. Me cansé de esperar, de estar sola, de llorar. Sentí el calor de una mano que giraba mi cara, abrí mis ojos y ahí estaba Zayn con los ojos llorosos y una sonrisa triste y a la vez amplia.

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